El papa recomendó meditar en el tema del Juicio Final (AFP 9/1/95)
Buenos Aires, Diciembre de 1997
Juan Pablo II
Ciudad del Vaticano
De nuestra consideración:
Se acerca el fin del milenio. Se acerca, posiblemente, el Apocalipsis y el Juicio Final. Si
es cierto que son pocos los que se salvan, como advierte el Evangelio, se acerca para la
mayor parte de la humanidad el comienzo de un infierno inacabable. Para evitarlo basta
volver a la justicia que Dios Padre dictó en el Génesis. Si El castigó la desobediencia de
Eva suprimiendo nuestra inmortalidad, no es justo que el Hijo nos la haya restituido,
tantos siglos después, prolongando padeceres. Si una parte de la Trinidad dicta una
sentencia cuya pena termina y se completa con la muerte, no puede otra parte abrir cada
causa, agregar otra sentencia, resucitar el cadáver y aplicar un castigo adicional que
repite infinitas veces el castigo ya cumplido por el pecador una vez muerto. La justicia
del Hijo contradice y viola la del Padre. La existencia del Paraíso no justifica la del
Infierno: la bondad de los pocos salvados no les permitirá ser felices sabiendo
eternamente que novias o hermanas o madres o amigos y también desconocidos y
enemigos (prójimo que Jesús nos ordena amar y perdonar) sufren en tierras de Satanás.
Le solicitamos entonces volver al Pentateuco y tramitar la anulación del Juicio Final y
de la inmortalidad. Lo saludamos atentamente
CIHABAPAI (Club de impíos herejes apóstatas blasfemos ateos paganos agnósticos e
infieles, en formación)
El rastreador
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