Tarde de lecturas, (2008) xilografía de Marinés Tapia Vera, 1er premio de Grabado del LIII Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano

El rastreador

El rastreador recorre bibliotecas concretas y virtuales buscando esos textos que alguna vez tenemos que leer.

jueves, 28 de julio de 2011

Rusia

La trinchera avanzada

es en la estepa

un barco al abordaje

Con gallardetes de hurras

Melodías en los ojos.

Bajo banderas de silencio

pasa la muchedumbre

y el sol crucificado en el poniente

Se pluraliza en la vocinglería

de las torres del Kremlin.

El mar vendrá nadando

a esos ejércitos

Que envolverán sus torsos

En todas las praderas del naciente

En el cuerno salvaje de un arcoirís

Clamaremos su gesta

Bayonetas

Que llevan en la punta las mañanas.


viernes, 22 de julio de 2011

Sueño del exiliado

Ha vuelto a casa. Después de más de diez años de vivir transterrado como un potus, se acabó la dictadura y las calles están sobradas de sonrisas y de cantos, de banderas, muchachas hermosas y carcajeantes chicos que festejan la caída del Tirano. Ahora sí, lo que pareció un sueño durante una larga década, se hace realidad y él vuelve a casa como un guerrero exhausto pero cubierto de gloria, y lo reciben la familia y los amigos, que esa misma, primera noche, organizan una cena bien regada con vinos del país a la que asiste, para su sorpresa, el amigo más querido de la infancia, y yo que te creía muerto, le dice, todos estos años pensando que te habían secuestrado, imaginando tormentos y el asesinato más cobarde, venga ese abrazo, y el abrazo viene y se estrechan como viejos camaradas, como amantes a los que la vida separó. Y él come y bebe y canta, con todos canta y bebe y come, y es una fiesta que por supuesto, claramente quisiera que no termine jamás, ha llorado tanto, ha sufrido tanto la lejanía, y el destierro le ha quitado tanto ánimo que, les dice a todos, a la hora del discurso, me ha quitado tanto ánimo que mañana tendré que recorrer la ciudad calle por calle y manzana por manzana para recuperar el pasado y recargar las baterías agotadas, para recordarme en el paisaje urbano como un gorrión que vuelve, que necesita posarse en las mismas, viejas ramas de los mismos, viejos lapachos. Y en medio del aplauso de bienvenida y de la emoción que lo gobierna y que lo ha ido descontrolando poco a poco a lo largo de esa jornada memorable, de pronto alguien le dice que lo llaman a la puerta y él gira y va y se encuentra con la muchacha que amaba cuando debió partir, cuando la triple tragedia que fue la dictadura y tener que dejar a esa joven a la que amaba y amó siempre, y enterarse después que estaba desaparecida, esa palabra maldita de macabros significados. Ella está ahí ahora, joven y espléndida, refulgente como en todos sus sueños y recuerdos, y le sonríe y le dice yo tampoco estoy muerta, la dictadura ha caído y mañana sale el sol, te lo prometo, y todos cantan y bailan alrededor de ellos y él, de súbito, se da cuenta de que algo falla, hay como una velocidad en el baile, un vértigo irrefrenable en todo lo que acontece. Entonces advierte, de súbito, que vive una situación ya conocida y dice, para sí mismo y en voz muy queda, que quizás todo sea un sueño, otro sueño, otro maldito sueño del que es probable que vaya a despertarse justo cuando empiece a creer que, de veras, está en la ciudad y la casa de su infancia. Y ése es el momento —recuerda de pronto porque de pronto recuerda que ya ha soñado todo eso—, ése es el condenado momento en que le toca despertarse. Y en efecto, despierta.

martes, 5 de julio de 2011

El escolar perezoso

Dice no con la cabeza
pero dice sí con el corazón
dice sí a lo que quiere
dice no al profesor
está de pie
lo interrogan
le plantean todos los problemas
de pronto estalla en carcajadas
y borra todo
los números y las palabras
los datos y los nombres
las frases y las trampas
y sin cuidarse de la furia del maestro
ni de los gritos de los niños prodigios
con tizas de todos los colores
sobre el pizarrón del infortunio
dibuja el rostro de la felicidad.