El New College de Oxford, Inglaterra, fue fundado a fines del siglo XVI, que para un colegio inglés es una fecha bastante reciente, y eso explica su nombre. Tiene, como tantos otros colegios tradicionales de Inglaterra, un enorme comedor con grandes vigas de roble en el techo. Son vigas de unos seis metros de largo y veinte centímetros de ancho.
Me contaron que hace unos años, un estudiante de entomología bastante curioso se trepó al techo con un cortaplumas y revisó las vigas, descubriendo que estaban llenas de polillas de la madera.
Cuando el Consejo Rector del colegio se enteró de la novedad, hubo reunión urgente. El desaliento se notaba en los rostros. "¿Dónde conseguimos roble de ese calibre hoy en día?".
Pero uno de los consejeros más jóvenes tuvo una idea: "¡preguntémosle al guarda parque del colegio!" exclamó. Cuando por fin lo localizaron, ya que se hallaba recorriendo unos terrenos de la institución en el otro extremo del país, el guarda parque se presentó ante el Consejo. Alisando su gorra con la mano derecha, el viejo jardinero dijo: "Señores, yo ya me estaba preguntando cuando me llamarían". Los sorprendidos miembros del consejo se miraron. Entonces el guarda parque explicó que cuando se fundó el colegio, en otro campo se sembró un robledal destinado especialmente a reemplazar esas vigas del comedor cuando fuesen atacadas por insectos, porque tarde o temprano las vigas de roble son atacadas por insectos.
A través de las generaciones, el mensaje fue pasando de un guarda parques a otro, a lo largo de cuatrocientos años: "Esos robles no se cortan, son para el comedor del colegio".
Es una hermosa historia. Esa es la manera de manejar una cultura...
El rastreador
El rastreador recorre bibliotecas concretas y virtuales buscando esos textos que alguna vez tenemos que leer.
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