- Señor Juez: he hecho cuanto he podido. He luchado, he trabajado, he triunfado. La casita es nuestra. Los chicos van a un colegio de curas. Ayer nomás he comprado el lavarropas. Tengo en el banco...
El Juez lo interrumpió:
- ¿Y la cama?
- ¿Qué cama?
- ¡Basta!¡Secretario! El divorcio está concedido.
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